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Heraldos de Grimnar (III)



La Saga del Caminante Helado.

Juramento de Venganza

  

"¡Que tontos son estos humanos! Luchan por un mundo que ya han perdido, como si añadir su propia sangre a los Caídos cambiará su destino."

Arkyn Pasoumbrío, Troupe Master de la Mascarada del Atardecer


Los gritos de celebración y las canciones de taberna en un gutural fenrisiano se escuchaban por toda la sección de los comedores proletarios. Los Heraldos de Grimnar estaban celebrando como habían vapuleado a esos estirados de los Bastardos de Guilliman. La cerveza corría, las jarras golpeaban las mesas mientras se narraban las nuevas gestas.

Y entonces ese cabrón de Punta del Kraken no se lo pensó dos veces y se lanzó corriendo contra el dreadnought y por supuesto que los Montaña Trueno no nos íbamos a quedar atrás - dijo un excitado Garra Sangrienta.

Fekke, si os tuvimos que sacar de un montón de chatarra después de vuestra brillante idea - respondió un Guardia del Lobo.

Eivar, tienen la suerte del cuervo, los disparos ni les rozaban. Russ estaría orgulloso de vosotros cachorros - intervino Erik, el campeón de Fafnir.

¡La suerte del cuervo y la fuerza de la tempestad! - gritaron al unísono todos los Garras Sangrientas. Como respuesta, un coro de vítores y golpes contra las servoarmaduras proclamaron la gesta de estos jóvenes.

 


Mientras la celebración continuaba, Fafnir estaba intranquilo. Su instinto le decía que algo iba mal, notaba un olor extraño en el aire. Dain, su enorme lobotrueno estaba en el mismo estado de alerta. De repente soltó un gruñido bajo y su pelo comenzó a erizarse, al igual que del resto de sus hermanos lupinos. Fafnir se giró hacia sus guardias y con un gesto seco de cabeza salieron fuera del comedor. Al poco de salir, el comunicador del señor lobo recibió un mensaje.

Jarl, creo que debería ver esto.

¿De qué se trata Aren? ¿Aren? - como respuesta solo obtuvo el sonido de la estática.

Aett, fja vo - gritó Fafnir.

Como uno solo, todos los fenrisianos se levantaron al tiempo que empuñaban sus armas y se dirigían al exterior.

Al salir se encontraron los cuerpos de los Guardias del Lobo de Fafnir tirados en el suelo y una figura ataviada con un traje de llamativos colores delante de ellos. Los misteriosos Eldars hacían su aparición.

Arlequines- gruñó Sangrenegra.

A modo de respuesta, el arlequín hizo una elegante reverencia y dio una serie de volteretas hacia atrás mientras todos los comunicadores se inundaban con el mismo mensaje: “Que comience el espectáculo”.

Hemos de dar el primer golpe antes de que se nos echen encima, ¡hijos de Fenris Heidar Russ!

Y entonces se lanzaron al ataque. Los jinetes de lobotrueno destruyeron un transporte con su primera carga demostrando de quien era el campo de batalla. Sin embargo, la Mascarada del Atardecer como un engrasado engranaje hicieron saltar su trampa y los cazadores se convirtieron en presas. La ferocidad fenrisiana no fue suficiente contra las arcanas artes de los eldars. El maestro de la troupe Arkyn Pasoumbrío habló a un exhausto Fafnir mientras el resto de actores rodeaban al señor lobo.

Patéticos mon-keigh, lucháis por un mundo que ya se ha perdido, por más sangre que vertáis no podéis cambiar el destino.

Mi wyrd no es morir aquí xeno - aulló el Caminante Helado lanzándose contra el eldar.

Con un grácil salto, el arlequín se colocó detrás del lobo espacial soltando una carcajada.

Es cierto fenrisiano, pero vuestra búsqueda es inútil. Aquí no está, se perdió hace demasiado tiempo buscando la cura. Tal vez se encuentre en el jardín - se burló Arkyn.

Con un rugido de ira el resto de lobotruenos se lanzaron a intentar rescatar al señor lobo. A pesar de aplastar a unos cuántos arlequines, el ímpetu de la carga desapareció cuando los lobos caían ante las espadas de los eldar.

Vuestro tiempo se acaba, al igual que el de este mundo, mon-keigh. Es hora de concluir la actuación - dijo un divertido Arkyn -, sin embargo, nuestros caminos volverán a cruzarse.

Y con una voltereta que arrojó una granada piscotrópica aturdió a Fafnir dejando una profunda cicatriz en el rostro del lobo espacial con una floritura de su espada mientras desaparecía en una nube de humo etéreo al igual que el resto de su mascarada.

 La compañía había sufrido un duro revés, muchos de sus hermanos quedaron heridos, aunque nada que la fisiología astarte no pudiera curar en breve tiempo. A pesar de ello, un juramento se pronunció. Y la venganza será cumplida.


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