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Los Bastardos de Guilliman (V)



El Dios que ríe


Están cerca Marcus, siento su presencia - dijo Varo.

Los auspex les ubican cerca de nuestra posición - confirmó el sargento de los Intercesores.

No será fácil hablar con ellos. Vayamos a buscarlos - comunicó a los presentes el capitán -. Escuadra de Incursores, avanzad con cautela por flanco izquierdo. Teniente Quinto, asegura el flanco derecho. El resto avanzaremos por el centro. Solo abrid fuego si es estrictamente necesario - ordenó por el vocoemisor Marcus a sus fuerzas.

Preferiría hacer esto sin derramamiento de sangre, Varo - le confesó Marcus un canal privado.


Bajo las órdenes del Capitán el contingente comenzó a avanzar con cautela. Todo parecía ir según lo planeado. Hasta que los Arlequines mostraron su presencia, cuando se abalanzaron sobre la escuadra de Incursores, abriendo fuego con sus pistolas de fusión. El aviso del Sargento de los Incursores llegó a tiempo para prevenir al resto de la Compañía de su presencia. Pero fue demasiado tarde para socórrelos.  

El Bibliotecario y el hermano Octavio fueron los primeros en cobrarse la venganza sobre los enemigos que habían acabado con sus hermanos. Mediante una potente descarga psíquica y un ráfaga de disparo de cañón Gatling.

Los Arlequines hicieron su aparición en masa. Saliendo de la cobertura que ofrecían unas ruinas cercanas, intentando rodear a los Astartes. El fuego cruzado abatió tanto a Marines como a Eldars por igual.  Las fuerzas Arlequines terminaron asediando la formación de los Bastardos gracias su velocidad.

 

¡Allí está ese maldito! - rugió Varo al ver al líder de la Troupe.

¡No le toquéis! ¡Debo hablar con él a toda costa! - ordenó el Capitán, mientras esquivaba la embestida de uno de los transportes enemigos. 

Arkyn cargó sobre Marcus, realizando una serie de movimientos tan agresivos como sutiles con los que atacó al capitán. Ninguno de los golpes logro su objetivo. Todos eran desviados con su espada o parados por el Escudo Tormenta que portaba.

¡Detén esta locura! Solo quiero hablar contigo pacíficamente - gritó el capitán mientras paraba un revés de la espada de su adversario con el escudo.

No interrumpas mi actuación, ¡Maldito! - protestó Arkyn mientras aumentaba la velocidad e intensidad de sus golpes.

Solo necesito cierta información, luego nos iremos de aquí. Necesito encontrar algo en este maldito planeta. Si no… ¡todos estaremos en peligro! - vociferó Marcus mientras retrocedida para frenar la embestida del Arlequín.

El combate continuo durante algunos minutos, el capitán se defendía evitando golpear a su enemigo. Con cada golpe su crispación aumentaba.

Arkyn realizó una acrobacia más sorprendiendo al Capitán. Marcus logró esquivar la hoja de la espada que pasó a unos centímetros de su rostro. Pero el arlequín aprovechó la distracción y terminó la acrobacia con una fuerte patada en la cabeza desprotegida del Astartes.

¡¡ARRGG!! ¡Ya me he cansado de esto! - el capitán, cabreado por el golpe recibido, realizó el primer ataque con intención de acabar con su oponente.

El solitario le esquivó con un elegante movimiento y empezó a poner distancia entre los dos.

Esta vez te dejare marchar, mon-keigh. En cuanto a lo que buscas… puede que Karl Vane ya lo posea - dijo el arlequín mientras se alejaba riendo con una sonora carcajada. 

El arlequín ordenó retirada. La Troupe despareció al completo en un instante, al igual que había aparecido al comienzo de la refriega. Mientras se alejaban, Arkyn sonreía, no sabía que buscaban, pero le pareció gracioso poder jugar con él. Al igual que Cegorach lo hacía con él mismo. Además, si acababa con Vane le evitaría una insufrible molestia.

 

Marcus miró a su alrededor, solo estaban sus hombres. Había varios heridos, incluso algún hermano había caído en combate. Desde luego no había sido un buen día. Pero al menos tenía alguna pista por la que continuar.

Marcus buscó con su mirada a Varo. Pero de repente todo se nubló. Estaba solo, allí, de pie, no veía a ninguno de los hombres que le acompañaban hacía unos instantes.

Humano, lo que buscas lo escondió mi pueblo hace eones - escuchó Marcus.

Era extraño, esas palabras no estaban entrando por su oídos ni por su radio. Era como si alguien le hablara directamente en su cabeza.

 ¡Muéstrate maldito! - gritó a la niebla.

 ¿Acaso crees que podrás soportar la tentación de los Cuatro? - volvió a hablar la voz.

Soy un fiel sirviente del Emperador. Jamás caeré en ninguna tentación, ni me desviaré de mi camino. ¡Lo juro por mi honor! - declaró Marcus con voz tajante.

Eso crees ahora... pero ya veremos. Busca en las entrañas y veremos cómo terminas humano - dijo la voz con tono jocoso.

Una carcajada atronadora y casi enfermiza sonó durante unos segundos. Al acabar la niebla se disipó de golpe.

 

¡Marcus! Respóndeme, por el Emperador - decía Varo mientras le agitaba por los hombros.

 Varo... Amigo... ¿has visto eso? La niebla... la voz... - titubeó Marcus confuso.

Ha sido un fuerte ataque psíquico Marcus. Ni yo he podido detenerle. Fue ese maldito psíquico enemigo. La Delta ha ido en su persecución, pero no creo que logren atraparle.

Regresemos - ordenó el capitán con voz todavía algo confusa.

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