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Los Bastardos de Guilliman (I)

Los elegidos


El Primarca Guilliman releía por quinta vez unos viejos pergaminos en su escritorio. No podía creer las noticias que contenían. ¿Por qué tenía que ser justo ahora? La cruzada Indomitus se encontraba en su apogeo y su mando era imprescindible.  

Por esta razón, inicialmente pensó en los Ultramarines y en su Señor Marneus Calgar para resolver el asunto en cuestión. Pero no confiaría en ninguno otro el mando de la campaña en Vigilus. Los Ultramarines eran necesarios allí

Había pensado en docenas de capítulos, pero en ninguno podía confiar tal peso. La mayoría de sus hijos se habían vuelto demasiado dependientes del Codex Astartes.  Esta misión requería de algo distinto.

Solo quedaba una opción, ese capítulo que le había dado algún que otro quebradero de cabeza. Tenían una forma diferente de hacer algunas cosas al resto de sus Hijos, lo que suponía un problema en ocasiones y una gran ventaja en otras tantas.

Aunque reconocía que en el fondo eso le gustaba, por eso tenían que ser ellos.

Siento interrumpirle señor - Sejanus, el Guardia Vitrix inclinó su cabeza a modo de saludo -. Su visita ya ha llegado.

Gracias Sejanus, hazle pasar - Guilliman devolvió la inclinación de cabeza como saludo.

Unos segundos después por la puerta de los aposentos del Primarca apareció una figura ataviada con una lustrosa armadura de color naranja y varios adornos muy bien trabajados, pero a la vez simples. Adornos dignos de un Astartes consagrado, pues se trataba del Señor del Capítulo de los Bastardos de Guilliman.

¡Te saludo Julius Caesar! - la voz del Primarca retumbó en la estancia.

Es un honor volver a estar en su presencia, señor.

Veo que has crecido - bromeó el Primarca.

Uno se cree muy valiente hasta que se ve obligado a atravesar el Rubicón - comentó Julius al ver el ambiente relajado que creaba el Primarca

Me alegro de verte de una pieza. Pero como puedes imaginar no estamos aquí simplemente para bromear. Necesito tu ayuda y la de tu capítulo. Tengo una importante misión que debéis desempeñar. Necesito un grupo pequeño y discreto de Astartes, comandado por alguien de confianza, para recuperar algo.

La mayoría de mis compañías se encuentran destinadas defendiendo el Imperio, Señor. Pero creo que podre desviar algunas tropas de la VI y la X para cumplir el cometido. En cuanto al mando, le aseguro a mi mejor capitán, el capitán Marcus Antonius de la 1º Compañía. No existe hombre más valiente y leal en todo Los Bastardos, Señor.

Sabía que podía contar contigo Julius.

Deberéis recuperar una vieja reliquia en el mundo abandonado Hayth Alwakhz en el sector industrial Kappa.

Así sea, Señor. ¿Contamos con más información?

¡Claro! Te voy a confiar toda la información que he podido reunir, pero jamás debe salir a la luz.

La reliquia se trata de …………… #información censurada por la Inquisición#..................

Comprendo señor, Me pondré de inmediato a ello.

 

El Primarca vio cómo se alejaba el Astartes, con paso decidido y rápido.

Sabía el gran peso que había cargado en los hombros del Señor de Capitulo, pero no le cabía duda de que cumplirían la misión. Al fin y al cabo Los Bastardos de Guilliman eran parte de sus amados hijos.


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