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Los Infames de Vane (XI)

¿Aliados?


¿Confías en ese Apóstol, Mazearu? - cuando Grigori lo preguntó escupió con asco el nombre.

No más que en ti.

La respuesta de Vane sonó seca y cortante, pero estaba cargada de verdad, apenas hacía unos días que conocía al hechicero, y no fue en las mejores circunstancias. ¿Por qué debía confiar en él y no en el Apóstol?

Por su puesto que no confío en él, y él tampoco en mi, pero puede que "circunstancialmente" nuestros intereses sean comunes - sentenció.

Entre ambos se interponía una mesa con un viejo mapa desgastado y apenas sin color. Era lo único que habían conseguido que mereciese la pena en el templo donde se conocieron.

El mapa parecía corresponder a una zona industrial, en una de las esquinas podía leerse "Kappa".

Esto es lo único que tenemos y no nos sirve de mucho - el hechicero se dejó caer hacia atrás sentándose en unas cajas metálicas que hacían las veces de silla.

¿Tenemos? - la voz de Vane tenía un toque jocoso - Tengo mi amigo, tengo. No olvidéis cual es vuestro sitio, estar en el lugar equivocado a veces conlleva accidentes indeseados.

¡Señ... ¡Vane! - la voz de uno de sus Corsos rompió la tensión provocada tras la última amenaza -, Bedroxa, el piloto, ha conseguido triangular, con las lecturas que tomó antes de entrar en la atmósfera, una zona con el mapa. No está lejos de aquí.

Bien, preparaos y que todo el mundo esté alerta, nos vamos - Vane dobló el mapa y lo guardó en uno de los pliegues de la armadura -. Cambiad esa cara triste Grigori, ya que queréis ser parte de esto, lo seréis. Vendréis a explorar con nosotros.

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