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Los Bastardos de Guilliman (VII)


 

Carga y Contracarga


¿Cuántos hermanos han caído Sertorio? Preguntó al teniente, mientras reposaba sentado en los restos de lo que debió ser un Manufactorum en sus buenos tiempos.

Su mente todavía no se encontraba en su capacidad habitual, el ataque psíquico del Arlequín había nublado su mente a un nivel como ningún otro había logrado nunca. Ni siquiera su amigo Varo podía entrar su entrenada mente con tal facilidad.

Dos hermanos han caído, hay otros cinco heridos graves y cuatro heridos de poca gra… Informaba el teniente cuando fue interrumpido por disparos. 

Varias motos fueron reveladas en el horizonte, cuando dispararon sus combiarmas sobre el contingente de los Bastardos que se recuperaba de su anterior batalla en la cobertura de un complejo en ruinas.

El capitán obligó a su mente volver a la normalidad, acción secundada por su cuerpo al segregar sustancias ante el nuevo peligro.

¡Varo! Saca ahora mismo en la Stormraven a los heridos. Delta, ayudad a subirlos si es necesario. El resto tomad cobertura y posición de disparo. Hermano Octavio recibe a esas motos como se merecen. Ordenó el Capitán mientras se levantaba listo para la batalla.

La Stormraven despegó apenas unos minutos después, recibiendo algunos disparos lejanos. Los cuales no lograron hacer blanco debido a la espesa cortina de polvo que levantó en su despegue.

Ya a una altura suficiente, Varo ordenó al piloto realizar una vuelta de reconocimiento antes de partir hacía un lugar seguro. Algo de información era la única ayuda que podría proporcionar a sus hermanos en esta refriega.

El vocoemisor de Marcus se activó con la nueva información. Marcus os tienen rodeados, se acercan fuerzas por el norte y por el sur. No parecen tener refuerzos pesados, pero debes tener precaución no puedo identificar al enemigo desde esta altura. Mucha suerte Marcus. ¡Por el Primarca! Se despidió Varo mientras la nave desaparecía entre las nubes.

Los primeros disparos empezaron a caer sobre los Astartes de Marcus, la mayoría fueron de poca potencia y pésima puntería que apenas provocaron unos rasguños en sus servoarmaduras. Pero la información del sargento de los Incursores era preocupante, allí en su flanco el enemigo era experimentado, incluso había abatido a uno de sus hombres.

El vocoemisor volvió a activarse con buenas noticias del hermano Octavio. Había abatido a la escuadra de motos y estaba diezmando con potente disparo a un grupo de herejes. 

Son otra vez esos herejes capitán, la Legión Alfa reclama venganza. Pero esos cobardes no se esperaban encontrar con la fuerza de mis armas. El norte está asegurado, permítame cubrir la espalda a mis hermanos y dé una lección a esa escoria en el sur. Informó de sus progresos el Dreadnought con su acostumbrada voz metálica.

 

Esos malnacidos, esta vez acabaré con ese maldito apóstol y me aseguraré de separar su cabeza del resto de su cuerpo. Juró Sertorio.

Mantenga la cabeza fría teniente, avanzaremos junto a la Delta con precaución. Erradicadores, fuego de cobertura. Ordenó comenzando a moverse hacia el frente, encabezando la pequeña fuerza de ataque.

Los leales abrieron fuego con sus bólters, con la primera ráfaga desapareció la primera línea de cultistas, quedando reducida a una pulpa sanguinolenta. 

El Rhino que acompañaba a las fuerzas herejes mostró intención de responder al salvaje envite de los leales. Pero el fuego de los Erradicadores llegó, impactando en su frente y perforándole, dejándole fuera de servicio antes de poder realizar su segunda tanda de disparo. 

La línea de los Bastardos se encontraba a menos de una treintena de pasos del enemigo, en ese momento Sertorio vislumbró a su enemigo jurado.

El apóstol dirigía a aquellos fanáticos humanos como lo que eran, simples marionetas de carne y hueso a las que manejar con sus crueles manos. 

La distancia entre ambas fuerzas quedó aún más reducida. Momento en el que Marcus alzó su escudo como protección y comenzó una frenética carga a la vez que rugía órdenes.

Delta seguidme, acabemos con esos malditos, Sertorio tú ya sabes cuál es tu deber. 

El teniente recibió las órdenes de buena gana, aumentando su velocidad a la vez que comenzaba a disparar al apóstol con su pistola. 

Quinto lanzó el primer golpe al hereje con su filoarma, pero el apóstol se encontraba preparado y lo esquivó con facilidad. Contestando con su propia arma al ataque. 

El combate continuó durante varios minutos, pero la rabia junto a su mejorado cuerpo Primaris, hizo que del teniente se impusiera en el combate. Logrando que su arma describiera un arco sin oposición hacia el cuello de su enemigo. Nuevamente los oscuros poderes de la ruina salvaron al apóstol, cuando se produjo un fuerte destello que cegó a todos los Bastardos durante unos segundos. Lo suficiente para que algunos de sus siervos humanos se le llevaran a tiempo. 

Cuando la visión de los Primaris volvió, solo quedaban cadáveres en la explanada.  Capitán… lo lamento, he vuelto fallar, no merezco su confianza. Se disculpó Quinto

¿Tú crees Sertorio? Mira el filo de tu arma. Animó al teniente.

El filo del arma de Sertorio estaba manchada de sangre, sin duda el golpe había dado en el blanco. ¿Pero habría sido suficiente?

Terminemos con esto Quinto. Están heridos, si les perseguimos podemos acabar con esos malditos hoy mismo. 


Los enfrentamientos se alargaron hasta el ocaso. La persecución de los leales era contantemente entorpecida por cultistas enloquecidos que se interponían entre ellos y su presa. Lo que retrasó durante horas la justicia del Emperador. 

Pero no había suficientes fanáticos, que pudieran detener definitivamente el decidido paso de los Bastardos de Guilliman, dándoles caza al anochecer. Arrinconándoles entre sus armas y un amasijo de muros derruidos.  Obligando a los astartes herejes a enfrentarse con ellos cara a cara, para su desgracia.

El Hermano Octavio nuevamente comenzó el envite abriendo fuego con sus armas pesadas, adelantándose al resto del ejército. Esta acción le costó cara, cuando una escuadra de motoristas logró impactarle con sus armas de fusión en una de sus extremidades inferiores, ya debilitada por las anteriores contiendas que habían tenido durante el día.

El hermano Octavio cayó en el suelo provocando un sonoro estruendo, atrapando al teniente sobre un amasijo metálico. Impidiéndole cobrarse su venganza una vez más.

La Delta junto con Marcus vio la caída el héroe del capítulo desde unas decenas de paso más atrás. Esto provocó una ira intensa en ellos, ira que hizo segregar  a su cuerpo nuevas sustancias que potenciaron su mejorado metabolismo. Empezando una carga a tal velocidad que un Astartes no Primaris nunca podría llegar. 

En menos de un minuto yacían inertes en el suelo varias decenas de cultistas, además de casi todos los motoristas causantes de aquel ultraje contra el Hermano Octavio. De esto se encargó Marcus personalmente.

El envite de los leales continuaba, pero Marcus lo frenó en seco con una sola orden, ¡Deteneos hermanos! Ordenó mientras levantaba su puño a la vez para dar énfasis a la orden.

¿Señor? Preguntó sorprendido el Sargento de la Delta

Mira el horizonte sargento. Dijo Marcus, mientras señalaba con el dedo.

En el cielo teñido del rojizo atardecer se vislumbraron varias luces dirigiéndose a su posición. Varias naves se dirigían hacia el combate a gran velocidad.

¡Retirada! Ordenó el Capitán

Las naves podrían traer refuerzos enemigos, aunque también podrían ser el modo de huida de los herejes. Pero no podía permitirse un cuarto enfrentamiento el mismo día, menos aún luchar a ciegas. No con casi la mitad de sus hombres heridos y la otra mitad agotados por el largo día.

Acaso tenéis miedo perros del cadáver del trono. Balbuceó uno de los marines abatidos por el capitán mientras escupía sangre.

El capitán se agachó y le agarró de la gorguera. Le levantó completamente del suelo con una mano, hasta que estuvo a la altura de sus ojos, quedando sus pies en vuelo. Mostrando la descomunal diferencia de tamaño con los Primaris y le habló.

Tú nos serás útil. Dijo mientras le miraba a los ojos y le volvía a arrojar al suelo.

Encargaos de incapacitarle y traerle con nosotros. Puede que logremos sacarle algo de información.


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